Hoy estoy muy triste. Realmente llevo una semana muy triste. Y como necesito reaccionar, me voy a dar a mí misma una buena dosis de chocolate, que seguro que me anima un poco.
Es curioso cómo funciona nuestra cabecita. La mía no para de dar vueltas a velocidad vertiginosa. Si los pensamientos son positivos, me da un subidón impresionante. Pero, como sean negativos, me hunden en la más absoluta de las miserias.
Y es que la condición humana es un poco autodestructiva. Tendemos a machacarnos y re-machacarnos por las cosas que no hacemos bien, por lo que no tenemos, por lo que podríamos haber hecho....
Necesito que alguien me diga cómo se para este mecanismo. Necesito, ahora mismo, poder valorar las cosas positivas que tengo y no mirar sólo lo que he perdido. Y como estoy en plan filosófico, sigo. Hay dos cosas muy importantes que han dado un giro de 365º a mi vida:
La primera, y más importante, mis hijos. Son parte de mí, como si fueran un órgano vital sin el que no pudiera seguir viviendo. Todo gira en torno a ellos y, aunque a veces desespere por el estrés, no concibo una vida diferente. Estamos todo el día corriendo porque llegamos tarde al cole, a inglés, a tenis..... Poniendo lavadoras, recogiendo diez mil cosas que dejan en medio, regañando para irse a la cama. Hay noches que tengo la sensación de haber pasado todo el día enfadada, pero una sola sonrisa de ellos lo cambia todo. Son mi motor, mi pensamiento positivo cuando no tengo fuerzas y mi alegría cuando estoy triste. Aunque cuando no estoy con ellos, vuelve mi tristeza.
Paro un poco porque estoy acabando con todos los pañuelos del mundo mundial y os doy la receta de este maravillosos BROWNIE:
150 gr. mantequilla a temperatura ambiente (no vale calentarlo en el micro eh???)
300 gr. azúcar
3 huevos
190 gr. harina
Media cucharadita de levadura
Un pellizco de sal
150 gr. chocolate derretido
50 gr. chocolate en polvo (si no tenéis chocolate en polvo, ponéis 50 gr. más derretido).
2 cucharaditas vainilla
200 gr. nueces en trocitos
El proceso de elaboración.
Precalentamos el horno a 180º
Pesamos la harina y la mezclamos bien con la sal, la levadura y el cacao en polvo.
Batimos la mantequilla y el azúcar hasta que quede una crema blanquecina. Añadimos los huevos de uno en uno (si no se incorporan bien, agregamos parte de la harina.).
Añadimos la vainilla y, a continuación, el chocolate derretido. Incorporamos la mezcla de harina poco a poco. Lo último las nueces. Reservamos 50 gr. para decoración y las otras las troceamos un poco.
Rociamos nuestro molde de aluminio con spray antiadherente (yo prefiero el Dubor o el Bake Easy).
Horneamos unos 30-35 minutos. De todas formas, siempre hay que comprobar el estado de la cocción pinchando el bizcocho antes de sacarlo.
Éste era el aspecto de mi brownie recién salido del horno.
Yo lo decoré con una capa de dulce de leche. Le puse encima las nueces y chocolate laminado ( que hice raspando la tableta con un cuchillo). Por último, dejé caer chocolate con leche derretido. Como pensé que no era suficientemente calórico, lo serví con helado de chocolate y tarta de nata.
A estas alturas supongo que os estaréis preguntando cuál es la segunda cosa que ha dado un giro a mi vida (también es posible que no os estéis preguntando nada). Por si acaso, os lo digo: es el FONDANT. Y sabéis que?????? Que os lo cuento en una próxima entrada, porque ésto se está haciendo muy laaaaaaaaargo.
Y me despido con una imagen bastante apropiada. Besos!!!!!!!!!!!!