miércoles, 27 de mayo de 2015

La Comunión de un Príncipe


Esta entrada va dedicada a contaros cómo transcurrió este día tan especial: la comunión de mi príncipe. Además, quiero, y espero, que mi hijo, cuando sea mayor pueda leerlo y revivir esos momentos tan maravillosos.

Tuvo dos mesas dulces, con dos estilos bien diferentes, como podréis comprobar. Más adelante, dedicaré un post a cada una de ellas, para contaros los detalles. 





Empezamos la historia. 

Mi niño estaba muy, muy nervioso ese día. Cuando se puso su traje de comunión (traje de chaqueta) parecía un hombrecillo. Además, estaba radiante, emocionado, no podía quitarse la sonrisa de la cara. Estaba guapísimo. 
Por el camino a la iglesia, me dijo algo precioso: Mami, tú eres mi princesa Peach. Y es que mi vestido, estaba elegido para él: rosa, como el de la princesa Peach, de Súper Mario. 


Celebramos la comunión en una casa buscada expresamente para él, donde la alergia no le hiciera pasar un mal día. Vimos muuuchas antes de escoger la definitiva, pero es que todas estaban rodeadas de olivos. El tipo de vegetación que tenía ésta era perfecto y pasó un día genial. 


Era una casa con mucho jardín y zonas libres para jugar al fútbol, hacer juegos, poner castillos, aparcar los coches. Además tenía una barbacoa estupenda, de la que hicimos buena cuenta al día siguiente. El salón era impresionante: tuvo espacio para montar las mesas de los invitados, las mesas dulces y además se quedó con tres zonas de sofás para cuando temináramos de comer. Y contaba con 9 dormitorios para los que se quisieran quedar a dormir.

Así señalizamos a nuestros invitados que habían llegado:



Comenzamos con un cocktail de bienvenida en el jardín. Se montaron varias carpas para resguardarnos del sol, ya que hizo un día magnífico. Y también aprovechamos las zonas de sombra que había.


El catering era una maravilla y todos los entrantes fueron absolutamente exquisitos. 
Al fondo podéis ver la gran atracción del fin de semana. La cama elástica, no le dimos tregua ni un segundo.


Justo antes de pasar al salón a comer, me hice las fotos obligadas. Primero con los chicos y después con las chicas (los privilegios de ser la madre del novio, jajajaja).


Aquí estamos en plena comida. El salón, como os dije, era gigante. No sé si podéis apreciar en la parte derecha la zona de sofás. 
Lógicamente había otra mesa, la de los niños, pero ya sabéis que nunca pongo fotos de ellos. Así que os lo tendréis que imaginar. La ubicamos justo al lado del futbolín, para que, en los descansos entre plato y plato, no se aburrieran. 


Terminamos de comer a las 19:00. Sí. Habéis leido bien: a las 7 de la tarde. Es que nos lo tomamos con calma. Además, había muchos platos, todos exquisitos y no era cuestión de ir con prisas.
Aquí un selfie bastante original, con distancia: las sexy gastro girls!!!!


Mientras tanto, los niños ya tenían sus actividades programadas: castillo hinchable, la búsqueda del tesoro, la cama elástica... y, bueno... abusando de la condición de madres, echamos a todos los niños de la cama elástica y nos subimos nosotras, jajajaja.


También les robamos a los niños los animadores, que nos pusieron a bailar y hacer las mayores tonterías del mundo.
 ¡¡¡Lo que nos pudimos reir!!


Y llegó el momento corte de la tarta. Como está de espaldas, me puedo permitir publicar esta foto. 
Aquí todos respondimos al grito de: ¡¡¡ A por las chuches y los dulces!!!
El problema era que habíamos comido tanto, que no podíamos. Aunque, como dice mi niño: tenemos dos partes en el estómago: la del dulce y la del salado. Y la primera, estaba casi vacía, jajaja


Enlazamos la comida con la merienda y con la cena. Así que cuando terminamos el ataque a las mesas dulces, comenzamos la cena. 
Tuvimos hasta una Masterclass de cocina. Ana Garín Pineda, ganadora de la I Edición de Granachef Joven, nos preparó en directo su "Canelón de aguacate con trucha confitada sobre ajoblando de chirimoyo", en la versión 4.0. Si queréis más detalles, os remito a su blog (receta). Nos hizo un paso a paso explicado con el mayor detalle y respondió el aluvión de preguntas de todos.


Esta fue la presentación final:


Yo había pedido a los invitados que cada uno llevara algo para compartir en la cena. No tengo fotos de todo, que me perdonen las que faltan. 
Esta maravilla la hizo mi querida Mari Angeles, era hojaldre de leche merengada. También nos hizo una tarta de foie con frutos secos deliciosa, de la que no tengo buenas fotos.


Al día siguiente nos obsequiamos con una barbacoa, perfectamente preparada por los chicos del grupo. La barbacoa era una pasada, hecha de piedra (está al fondo). 


Iñigo y Nusti llevaron unos pimientos rellenos sin lactosa, deliciosos. Constanza hizo gazpacho para alimentar a la mitad del continente africano. Antonio y Ana llevaron pastelitos de calabacín con parmesano y de zanahoria con bacon, exquisitos.  


Y así acabamos una fiesta de comunión que duró un fin de semana y que permanecerá en el recuerdo de todos para siempre. 





Dulces besossssssssss